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Rinoplastia funcional: respirar mejor y sentirse mejor

  • Writer: Ricardo Bartel
    Ricardo Bartel
  • Oct 22
  • 4 min read

La nariz no solo define una parte importante de la armonía facial; también cumple una función esencial: permitirnos respirar correctamente. Cuando esta función se altera, la calidad de vida puede verse afectada de forma significativa. La rinoplastia funcional es una cirugía diseñada precisamente para mejorar la respiración nasal, corrigiendo las alteraciones anatómicas internas que la dificultan. En muchos casos, puede combinarse con una rinoplastia estética, buscando también un resultado equilibrado y natural en la apariencia del rostro.

A continuación, te explicamos de manera clara en qué consiste esta cirugía, cuándo se recomienda, cómo se realiza y qué puedes esperar del proceso.


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¿Qué es la rinoplastia funcional?


La rinoplastia funcional es una intervención quirúrgica cuyo objetivo principal es restaurar o mejorar el flujo de aire a través de la nariz. A diferencia de la rinoplastia puramente estética —que busca modificar la forma externa de la nariz por motivos visuales—, la rinoplastia funcional se centra en la estructura interna: el tabique, los cornetes, las válvulas nasales y otras áreas que intervienen en la respiración.

Muchas veces, ambas dimensiones —funcional y estética— se tratan en una sola cirugía, lo que se conoce como rinoseptoplastia. En estos casos, además de mejorar la función respiratoria, se armoniza la forma externa de la nariz para lograr un resultado completo y equilibrado.


¿Cuándo está indicada?


Las causas que pueden llevar a necesitar una rinoplastia funcional son variadas. Algunas son de origen congénito (es decir, presentes desde el nacimiento), y otras se desarrollan a lo largo de la vida por lesiones o enfermedades. Las indicaciones más frecuentes son:

  • Desviación del tabique nasal (desviación septal): el tabique es la pared interna que separa ambas fosas nasales. Cuando está desviada, el paso del aire se reduce en uno o ambos lados.

  • Colapso de las válvulas nasales: las válvulas son estructuras que regulan la entrada de aire. Si se debilitan o colapsan, la respiración puede volverse muy difícil, sobre todo al inspirar con fuerza o durante el ejercicio.

  • Hipertrofia de cornetes: los cornetes son estructuras internas encargadas de humidificar y filtrar el aire. Cuando están agrandados (por alergias, inflamación crónica u otros motivos), pueden obstruir el paso del aire.

  • Secuelas de traumatismos nasales: una fractura o golpe puede alterar la forma externa y la anatomía interna de la nariz, afectando la respiración.

  • Cirugías previas: algunas rinoplastias estéticas antiguas pueden haber comprometido la función nasal, y requieren una cirugía funcional reparadora.

En resumen, cualquier persona con dificultad respiratoria nasal persistente que no mejora con tratamientos médicos (como sprays o medicación) puede beneficiarse de una valoración para rinoplastia funcional.


Evaluación previa y diagnóstico


Antes de decidir una intervención, es esencial realizar una evaluación exhaustiva por un especialista en otorrinolaringología (ORL). Este estudio suele incluir:

  • Exploración clínica completa: inspección de la nariz externa e interna, valorando el tabique, los cornetes y las válvulas.

  • Endoscopia nasal: una pequeña cámara permite visualizar con precisión el interior de la nariz y detectar alteraciones invisibles a simple vista.

  • Estudio de imagen (TAC de senos paranasales): en algunos casos, se utiliza para obtener una visión detallada de las estructuras internas.

  • Pruebas funcionales respiratorias: permiten cuantificar el flujo de aire nasal antes y después del tratamiento.

Esta valoración ayuda a definir el problema con exactitud y planificar la cirugía de forma personalizada. Cada nariz es distinta, y cada paciente tiene unas necesidades funcionales y estéticas diferentes.


¿Cómo se realiza la cirugía?


La rinoplastia funcional se realiza habitualmente bajo anestesia general, aunque en algunos casos seleccionados puede hacerse con anestesia local y sedación. La duración media de la cirugía oscila entre una y dos horas, dependiendo de la complejidad del caso.

El procedimiento puede incluir una o varias de las siguientes técnicas:

  • Septoplastia: corrección del tabique nasal para centrarlo y despejar ambas fosas.

  • Reducción de cornetes: mediante radiofrecuencia, resección parcial o técnicas mínimamente invasivas.

  • Refuerzo de las válvulas nasales: colocando injertos de cartílago (generalmente del propio tabique o del pabellón auricular) para evitar su colapso.

  • Corrección externa: si se asocia deformidad visible, se puede remodelar la forma de la nariz para mejorar la simetría y la proyección, siempre respetando la naturalidad del rostro.

Al finalizar, se colocan tapones suaves o láminas de silicona dentro de la nariz, que se retiran en pocos días, y una férula externa que protege la estructura durante la primera semana.


Postoperatorio y recuperación


Tras la cirugía, es normal notar congestión nasal y leve inflamación facial. Generalmente, el dolor es mínimo y se controla fácilmente con analgésicos habituales. Los pacientes suelen poder retomar su actividad habitual en una o dos semanas, dependiendo del tipo de trabajo y la extensión de la cirugía.

Las recomendaciones básicas incluyen:

  • Dormir con la cabeza elevada durante los primeros días.

  • Evitar sonarse la nariz y los esfuerzos físicos intensos.

  • No exponerse al sol directo mientras haya hematomas o inflamación.

  • Seguir las revisiones pautadas por el especialista.

El resultado funcional suele apreciarse de forma progresiva conforme desaparece la inflamación. La mejora respiratoria suele ser muy significativa y estable a largo plazo.


Resultados: respirar y vivir mejor


Más allá de la estética, respirar bien cambia la vida. Una correcta ventilación nasal mejora el descanso, reduce el ronquido, favorece el rendimiento físico y mental y mejora la calidad del sueño. Muchos pacientes describen la sensación tras la cirugía como “volver a respirar por primera vez”.

Cuando se combina la parte funcional con un resultado estético natural, el beneficio es doble: una nariz que respira bien y que se ve bien, en armonía con el resto del rostro.


Riesgos y consideraciones


Como toda cirugía, la rinoplastia funcional implica ciertos riesgos, aunque son poco frecuentes si la realiza un cirujano especializado en ORL o rinología. Entre ellos:

  • Sangrado leve durante los primeros días.

  • Infección (rara).

  • Persistencia parcial de la obstrucción nasal si existen otros factores (como alergia crónica o rinitis).

  • Necesidad de retoque o revisión, en casos poco frecuentes.

Una correcta indicación y una buena comunicación entre paciente y cirujano son la clave para minimizar riesgos y lograr resultados satisfactorios.


Conclusión


La rinoplastia funcional no es solo una cirugía “de nariz”; es una intervención que restaura la respiración y mejora el bienestar global del paciente. Si notas que respiras peor por un lado, roncas más de lo habitual o sufres congestión nasal constante, puede ser el momento de valorar una causa estructural.

En manos de un especialista con experiencia en cirugía nasal, esta intervención puede ofrecer resultados duraderos, naturales y, sobre todo, funcionales.

 
 
 

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